Las decisiones políticas definen el presente y futuro de la selva amazónica. En Ecuador, más del 50 % del territorio es de selva y el país ha sido uno de los que más éxito ha tenido en preservarla. Sin embargo, los expertos están preocupados pues la actividad ganadera y el extractivismo amenaza a este denominado «pulmón verde».
En el país, cada año se talan casi 400 kilómetros cuadrados de selva amazónica, que es una extensión similar a la que ocupa toda la ciudad de Quito o Guayaquil. Ese es el promedio de deforestación anual de la Amazonía, área que representa el 53 % de la extensión total del territorio.
Entre el 2000 y 2017, Ecuador perdió 6.080 kilómetros de selva, es decir 16 veces la extensión de Quito y 18 veces Guayaquil. La principal causa es la expansión de las actividades agrícolas.
Pero no es la única, pues más del 70 % del territorio amázónico está concesionado a actividades extractivas. La amenaza sobre el territorio es constante, en especial por las actividades mineras.
Pese a ello, la mayor parte de la cobertura boscosa se mantiene intacta en Ecuador, donde el 23 % de la selva constituye áreas protegidas y el 51 % es territorio indígena.
Desde que se tiene registros científicos, Ecuador ha perdido cerca del 10 % de su cobertura boscosa en la Amazonía, que es de la que depende la mayoría de la provisión de agua para la sierra ecuatoriana.
ECUAVISA