Estas temporadas festivas son tradicionalmente vistas como épocas de alegría, reunión familiar y celebración. Sin embargo, para muchas personas, estas fechas traen consigo una carga emocional que puede intensificar sentimientos de soledad, tristeza y ansiedad. La depresión, una enfermedad mental que afecta a millones en todo el mundo, suele encontrar terreno fértil en esta temporada, convirtiéndose en un problema que no podemos ignorar.
La presión social por mostrar felicidad, la comparación constante que fomentan las redes sociales y las expectativas financieras alrededor de los regalos y las celebraciones son factores que contribuyen a este fenómeno. Además, para quienes han sufrido pérdidas, estas fechas pueden reabrir heridas emocionales, incrementando la sensación de aislamiento.
A propósito del presunto suicidio de Mathías Acuña, jugador uruguayo de Mushuc Runa, el impacto de la depresión no es solo personal; afecta también a las familias, las comunidades y, en un sentido más amplio, a la sociedad. Ignorarla no es una opción. Es urgente que abordemos este problema con la seriedad que merece, reconociendo que la salud mental es tan importante como la salud física.
¿Qué podemos hacer para prevenir y mitigar el impacto de la depresión en estas fechas? En primer lugar, debemos fomentar espacios de diálogo abiertos y empáticos. Escuchar sin juzgar puede ser un acto transformador. En segundo lugar, es esencial reducir la presión del consumismo y las expectativas irreales, recordando que el valor de estas fechas radica en el tiempo compartido, no en los objetos adquiridos.
Asimismo, debemos promover el autocuidado: descansar lo suficiente, mantener una dieta balanceada y practicar ejercicio son hábitos que benefician tanto el cuerpo como la mente. No menos importante es buscar ayuda profesional cuando los sentimientos de tristeza o ansiedad se vuelven abrumadores; la terapia y, en algunos casos, la medicación son herramientas eficaces y necesarias.
En nuevo año, hagamos un esfuerzo colectivo por crear un ambiente inclusivo y comprensivo. Si logramos reconocer la importancia de la salud mental y actuar en consecuencia, habremos dado un paso crucial hacia una sociedad más solidaria y saludable.