Frente a la actual situación que vivimos en Ecuador y el mundo. Los cristianos somos expertos en esperanza. La destrucción, la ansiedad, la tristeza no tendrán cabida en nuestro camino Sinodal.
Que está realidad que vivimos no nos trastoque, sino por el contrario nos haga seres sensibles y autodidactas en oración y acción misionera.
Sigamos con alegría a pesar de las vicisitudes que la realidad nos trae.
Seguimos soñando, riendo muchas veces con dolor, pero sin amargura. La pobreza, el desempleo, la delincuencia política organizada, no podrá vencernos, porque las personas buenas somos más. A todos ustedes a vivir esta navidad con mucha fraternidad.