Desde siempre, decorar el refrigerador con imanes es una práctica común, ya sea para fijar notas, fotografías o simplemente como adorno. Sin embargo, estudios recientes advierten sobre los riesgos que esta costumbre puede representar para el funcionamiento y la durabilidad del electrodoméstico.
Con los avances tecnológicos, los refrigeradores dejan de ser solo contenedores de alimentos para convertirse en sofisticados dispositivos que incluyen sensores electrónicos, pantallas táctiles y sistemas inteligentes de control de temperatura. Estos avances mejoran su eficiencia y funcionalidad, pero también los hacen más sensibles a interferencias externas.
Los imanes generan pequeños campos magnéticos que, al estar en contacto directo con la superficie de la nevera, pueden interferir en su funcionamiento interno. Según expertos, esta interferencia podría impactar en los sensores y sistemas electrónicos del refrigerador.
Además, muchos imanes contienen materiales como el neodimio, un elemento con un fuerte magnetismo que podría afectar la precisión de los mecanismos de control de temperatura. Entre los problemas registrados por el uso excesivo de imanes decorativos se encuentran:
- Fallas en el control de temperatura.
- Dificultades en el cierre automático de la puerta.
- Desgaste gradual de sensores electrónicos.
Un artículo publicado en la Revista Class destaca que los imanes, especialmente en superficies de acero inoxidable, tienden a acumular grasa y suciedad, lo que puede fomentar la proliferación de bacterias.
Por otro lado, el peso excesivo de ciertos imanes o el uso de una gran cantidad de ellos puede generar daños estructurales en las puertas del refrigerador, afectando las bisagras y dificultando su cierre hermético. Esto no solo reduce la eficiencia del electrodoméstico, sino que también puede aumentar el consumo de energía.
El portal especializado en soluciones electrónicas Endesa advierte que colocar demasiados imanes en la nevera puede acortar la vida útil de sus componentes, especialmente las bisagras. Por ello, se recomienda moderar su uso y optar por imanes más pequeños o de menor magnetismo para minimizar los riesgos.