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Salud

Tratamiento en daño hepático por sobredosis de paracetamol

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EFE
 El daño hepático fulminante que se produce con una sobredosis por paracetamol cuenta con un tratamiento, pero se limita a las primeras ocho horas tras la ingestión. Científicos españoles han identificado ahora en ratones una nueva vía para tratarlo más allá de ese plazo y evitar así trasplantes de hígado.
En el daño hepático fulminante por paracetamol el hígado está absolutamente deteriorado y es incapaz de realizar sus funciones metabólicas, como la de eliminar tóxicos, fundamental, por ejemplo, para que no se produzca encefalopatía hepática -la incapacidad del hígado de filtrar tóxicos provoca pérdida de la función cerebral-.
La ingesta de paracetamol en dosis pequeñas y adecuadas se metaboliza sin problemas en el hígado, pero si esta es de cuatro gramos diarios durante una semana o, en determinados casos, durante una ventana más corta de tiempo, pueden aparecer los problemas.
Se estima que más de 60 millones de personas consumen paracetamol semanalmente en Estados Unidos y aproximadamente 30.000 ingresan al año con daño hepático inducido por sobredosis de paracetamol, resalta el estudio, cuyos resultados publica Nature Communications.
La terapia estándar es el tratamiento con el antioxidante N-acetilcisteína, pero dentro de las primeras ocho horas tras la ingesta; a partir de este período la única opción si el paciente no evoluciona es el trasplante de hígado, señala en una nota el CIC bioGUNE, Centro de Investigación Cooperativa en Biociencias.
Alrededor del 29% de los pacientes con insuficiencia hepática aguda inducida por paracetamol se someten a trasplante de hígado.
Por eso, existe una clara necesidad de definir tratamientos nuevos efectivos más allá de las ocho horas, señala a Efe Malu Martínez-Chantar, del CIC bioGUNE y una de las responsables de este trabajo, quien agrega que la incidencia es mucho mayor en EE.UU. que en otros países, como España, porque allí el paracetamol se vende en supermercados.
Para esta investigadora, «el paracetamol también tiene que ser utilizado como todos los medicamentos, con cuidado», si no puede causar daño hepático fulminante, en el que la vía que habitualmente utiliza el hígado para metabolizar este medicamento puede desviarse, provocando la generación de moléculas que pueden ser «muy dañinas».
Estas moléculas atacan sobre todo a la mitocondria, el orgánulo más importante desde el punto de vista energético de la célula.
En la mitocondria hay una proteína denominada MCJ y esta está relacionada con la actividad de la primera: los investigadores constataron que cuando existe daño hepático fulminante por paracetamol los niveles de esta proteína en el hígado aumentan.
Esto provoca que se inhiba -se frene- la actividad de la mitocondria, lo que ocasiona a su vez, entre otros, que no se produzca ATP, molécula energética por excelencia usada para «todo lo celular» e implicada en funciones como el movimiento muscular.
Lo que vieron los investigadores es que con el uso de terapia génica se puede silenciar el gen que produce MCJ; para conseguirlo, introdujeron en nanopartículas un inhibidor molecular que bloquea la expresión de ese gen, evitando así que la citada proteína aumente y se produzca daño en la mitocondria y, por tanto, daño hepático fulminante.
Los investigadores trataron a ratones con sobredosis de paracetamol 4, 9 y 24 horas después de la ingesta y en todas las ocasiones vieron que el daño se revertía con terapia génica; el siguiente paso, llevar esta investigación a ensayo clínico (la primera fase podría empezar a finales de 2018 en EE.UU.).
Este descubrimiento está patentado por el CIC bioGUNE y la Universidad de Vermont (EE.UU.) y su aplicación podría extenderse a otras enfermedades del hígado como cirrosis o hígado graso.

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